Buscan soluciones para recuperar suelos contaminados por acidificación

Un equipo conformado por académicos de la Escuela de Agronomía de la PUCV está desarrollando un proyecto en el sector de La Greda, en Puchuncaví, que busca determinar qué enmiendas y especies vegetales tienen la potencialidad para restaurar suelos degradados.

Durante mucho tiempo, el sector de La Greda en Puchuncaví ha sido el ejemplo emblemático de la contaminación que por años ha afectado a la comuna y que alcanzó su máxima notoriedad tras el cierre de una escuela en la localidad por una intoxicación masiva en 2015.

Sin embargo, la historia de la polución registrada en esta zona, especialmente en sus suelos, se arrastra desde comienzos del siglo XX, debido a la generación de residuos que arroja el proceso productivo de la actividad minera.

Y precisamente al no existir por años normativas ambientales que regularan la emanación de material contaminante, los impactos fueron severos, y en el caso de las fundiciones de cobre, éste se diseminó en radios de varios kilómetros.

Por efecto de la gravedad y las precipitaciones, el material particulado y el anhídrido sulfuroso se depositaron en los suelos, provocando con el tiempo su acidificación y un aumento de las concentraciones de metales, desencadenando un grave desequilibrio ecosistémico que modificó el paisaje original por otro notoriamente degradado.

Pero es a partir de 1994, con la entrada en vigencia de la Ley General de Bases del Medio Ambiente, que comenzó una etapa de regulación de los impactos mineros en el país, impulsándose en las fundiciones nacionales planes de descontaminación, haciendo que éstas disminuyeran significativamente sus emisiones.

Si bien esta situación ha permitido mejorar de forma sustantiva la calidad del aire, el problema persiste en los suelos, ya que los metales pesados han permanecido ahí por décadas sin poder degradarse.

Acidificación Suelo

Proyecto busca revivir el suelo

Frente a este escenario, se han buscado alternativas para remediar la situación y un grupo de investigadores de la Escuela de Agronomía de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso, se encuentra realizando una investigación para evaluar alternativas de restauración del suelo contaminado mediante distintas enmiendas y evaluando la sobrevivencia de especies nativas y otras introducidas.

Cristian Youlton, quien encabeza el equipo que también conforman los académicos Alexander Neaman y Juan Luis Celis, constata que “está demostrado que los suelos de la zona están contaminados con metales pesados producto de las emisiones que arrojaban las chimeneas”.

De esta forma, según explica, para posibilitar el crecimiento de vegetación, “se necesita neutralizar el PH de los suelos acidificados, lo que se hace con enmiendas de calcio, como si fuera un antiácido. Y para favorecer también la retención de humedad y el aporte de nutrientes a las plantas, se requiere incorporar materia orgánica, como compost o guano. Con estas dos enmiendas, se podrían dar las condiciones para que los suelos puedan tener cobertura vegetal para evitar su arrastre y exposición a la población local”.

Además de lo anterior, cuenta que la iniciativa contempla incorporar “plantas colonizadoras” rústicas, popularmente conocidas como “carne de perro”, para que crezcan en condiciones adversas, con bajos requerimientos nutricionales.

Y  son precisamente éstas las que deben favorecer el crecimiento plantas que tienen la capacidad de regenerarse en condiciones de suelos y climas más adversos. El paso siguiente será “ver si esa cobertura vegetal es suficiente para contener el suelo, evitar que sea arrastrada por las lluvias y levantada por el viento, evitando su exposición a la comunidad (…) Queremos evaluar y saber qué  combinación de enmiendas y plantas reducen o evitan ese problema. Ésa es la génesis y la historia del fin último del proyecto”.

El convenio con el Ministerio de Medio Ambiente comenzó a ser operativo a partir de octubre de 2016, y se inició con una fase de recopilación de información, por lo que hubo que revisar todas las áreas. “Por el mismo convenio, tenemos que focalizarnos en el sector de La Greda, y de ahí buscar suelos expuestos donde podamos realizar este piloto. Al principio es en un área pequeña, de unos 200 metros cuadrados aproximadamente, con distintas parcelas, y ahí probaremos qué combinación de antiácido, materia orgánica y plantas son más eficientes”, complementa el profesor Youlton.

A partir de lo anterior, la idea es que el Ministerio de Medio Ambiente, con las empresas e industrias del sector, puedan escalar en esta materia. “Para llevar a cabo este proyecto tenemos un año de plazo, por lo tanto es imposible plantearlo a nivel de la comuna. Nuestro objetivo es decirle al Ministerio qué enmienda es la más efectiva para que puedan comenzar a descontaminar ela comuna. La recuperación requiere inversiones mayores, dada la extensa superficie del territorio afectado”, explica el académico.

En una primera instancia, el equipo ha centrado sus esfuerzos en levantar información, analizar estudios o antecedentes anteriores para precisar qué sectores cuentan con mayores concentraciones y prospectarlos para realizar en ellos algunas parcelas.

En este sentido, explica que al tratarse de una iniciativa que involucra el trabajo con plantas, éstas deben ser colocadas después de la primera lluvia: “como tienen que ser rústicas, deben ser de bajo costo y no deben necesitar de riego”.

Participación de la Comunidad

Un aspecto no menor del proyecto es que en su desarrollo considera la opinión y la participación de los propios habitantes del sector.

“Una de las líneas, aparte de lo técnico relacionado con las plantas, la química y la estabilidad del suelo, es de carácter social y tiene que ver con qué es lo que sabe la comunidad al respecto, dónde ellos identifican que hay suelos degradados o sectores que son focos de problemas de suelo,  y en qué lugares ellos pondrían prioridades para comenzar los planes de recuperación con plantas”, detalla el profesor Youlton.

Asimismo, la idea es sociabilizar los resultados del proyecto a medida que vayan dando frutos, con el propósito de que sean los propios vecinos quienes opten por la mejor decisión que consideren para recuperar sus campos y sean, de esta forma, responsables de su entorno.

Fuente: PUCV